El pasado 25 de noviembre fue en Gran Canaria la manifestación contra las violencias machistas que cada año convocamos desde la Red Feminista de Gran Canaria. Las calles se llenaron de ruido, de gritos que expresaban la rabia y el dolor, pero también la esperanza y la fuerza de cientos de personas que nos movemos y luchamos para que un día vivamos en un mundo sin violencias, sin patriarcado.
Aquí les compartimos el manifiesto:
Estamos aquí por Sara, de 26 años, asesinada en Granadilla de Abona; Romina Celeste, de 29 años, asesinada en
Lanzarote; por María Soledad, de 47 años, asesinada en La Laguna; por Rosa
María, de 60 años, asesinada en Los Realejos. Por María, de 42 años, asesinada
en Mogán; por Sylvia y su hijo de 10 años, asesinados en Adeje; por Lilium, de
39 años, asesinada en Agüimes; por Ángeles, de 49 años, asesinada en Las Palmas
de Gran Canaria. Ocho mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que
va de año en Canarias
Pero también estamos aquí por Jennifer, por María Soledad, por
Yurena, por Juana Ramos, por Ana Orantes… Estamos aquí por las 1027 mujeres
asesinadas y contabilizadas como víctimas mortales de violencia de género desde
2003 y por las miles de mujeres agredidas, violentadas, amenazadas y asesinadas
por las violencias machistas que no aparecen en las estadísticas.
Porque nosotras no olvidamos, y cada una de esas mujeres está
marcada en nuestro ADN de lucha, alimentan nuestra rabia, nuestra fuerza para
no flaquear y seguir denunciando que su justicia y sus políticas nos están
asesinando.
Porque cuando a una mujer se la cuestiona por su supuesta falta
emoción al denunciar que fue violada, como este año en Tenerife donde la
justicia sentenció que lloraba poco, no podemos quedarnos calladas. Estamos
hartas de que se nos juzgue a nosotras, hartas. Para esa compañera y tantas
otras tenemos un mensaje: YO SÍ TE CREO, YO SÍ TE CREO.
Porque eso es violencia. Exigimos un cambio legislativo para que
dejen de juzgar a las víctimas, a las mujeres, por lo que hacen y lo que no y
que se entienda que cualquiera que toma nuestros cuerpos para satisfacer sus
deseos sin tener en cuenta nuestra voluntad es un agresor sexual, porque SOLO
SÍ ES SÍ.
Pedimos que las campañas institucionales visibilicen no solo a las
víctimas sino también a los victimarios, los hombres. Ellos, responsables,
nunca son señalados y se esconden detrás de palabras genéricas. ¡Basta ya!
Nombremos a las cosas por su nombre. Los hombres son responsables y tienen que
dar un paso al frente para detener la violencia que provocan sus iguales y
ellos mismos. Esta carga no nos corresponde a las mujeres.
Porque detrás de la violencia física, psicológica y sexual viene
la violencia judicial, la violencia económica, la violencia política, la violencia
estructural, que no dota adecuadamente los recursos de atención integral a las
mujeres que están o han estado en situación de violencia machista, que expone a
los hijos e hijas a sus padres agresores, que deja a medias el Pacto de Estado
contra la violencia de género dos años después de su aprobación. Exigimos que
los servicios de atención a mujeres y niños y niñas víctimas de violencia de
género de la isla de Gran Canaria tengan duración plurianual, para que no se
vean interrumpidos cada vez que finaliza el año, porque la violencia no
entiende de plazos. Y exigimos que se
gestionen los fondos públicos con una planificación eficiente para evitar que,
cada año, el presupuesto se haga efectivo en el último trimestre y el dinero
del Pacto de Estado termine utilizándose para hacer merchandising institucional
en lugar de emplearse en el bienestar de las mujeres. Las mujeres en situación
de violencia son conscientes de que son utilizadas como reclamo político y que,
al la hora de la verdad, ni las leyes ni los presupuestos les favorecen.
Estamos viviendo una época en la que el odio a quienes luchamos
está en aumento. Estamos acostumbradas a batallar, a resistir, y sabemos que
los derechos conquistados en detrimento de los privilegios de otros tenemos que
seguir defendiéndolos día a día. Hoy queremos recordar a Patria, Minerva y
María Teresa, las hermanas Mirabal, activistas políticas contra la dictadura
dominicana asesinadas el 25 de Noviembre de 1960, porque ellas dan sentido a
esta fecha y porque el miedo no las calló, no las frenó, y eso les costó la
vida.
Porque si todas somos ellas, si somos miles, millones, no podrán
con nosotras.
Los feminismos nos unen para denunciar a quienes nos dicen con
quién acostarnos, con quién formar nuestra familia, sexualizan nuestras relaciones o invalidan nuestra identidad: la lesbofobia,
bifobia y transfobia ¡son violencias machistas!
Los feminismos nos unen para denunciar que los problemas sociales
tienen género, lo tiene la pobreza, la desnutrición, la esclavitud que se
esconde tras el régimen de empleadas internas, la explotación de las camareras
de piso, tras la interesada falta de regularización administrativa de las
migrantes, tras la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual,
tras la carga desigual del trabajo de
cuidados sobre la que se mantiene un sistema económico excluyente, abusivo y
asesino.
Los feminismos nos unen para denunciar el expolio del sur global
que empobrece especialmente a las mujeres, que las convierte en objeto de
comercio, a ellas, a su fuerza de trabajo, a su capacidad reproductiva. Nos une
para defender el fin de la conquista y la colonización de territorios, también
en nuestra tierra, porque las políticas que no pongan la vida de las personas y
el planeta en el centro son políticas que asesinan.
Los feminismos nos unen en la conquista de la igualdad, que sólo
es posible si nos incluye a todas, mujeres migrantes, racializadas, obreras,
rurales con diversidad funcional o mujeres trans. Mujeres, que luchen o no,
protagonizan nuestra lucha, y exigimos ser visibles en los libros de texto, en
las políticas públicas y en los medios de comunicación. Celebramos a quienes se
movilizan para incluir la perspectiva de género en la justicia, en la política,
en el periodismo o en el deporte, quienes trabajan por la coeducación en las
aulas, pero necesitamos seguir sumando. Te necesitamos.
Se puede erradicar la violencia de nuestras vidas, pero para eso
son necesarias medidas integrales, transversales e interseccionales que se
articulen de forma planificada en todos los sectores sociales, de la
administración, en los medios de comunicación y las redes sociales:
silenciarnos, cosificarnos, explotarnos también es violencia. Aspiramos a una
justicia justa y a unas políticas que trabajen por el fin de la desigualdad y
la violencia. Se puede hacer, podemos hacerlo y lo haremos.
Por las que están, por las que no están, por las que peligran.
¡Vivan los feminismos!